
Panasonic Lumix TZ99
4.3 mm
f/3.3
1/2000 s
ISO80
EXP 0
Mi «foto del día» de hoy es un testimonio del poder y el drama que solo el cielo nos puede ofrecer. Capturada esta misma tarde en Llinars del Vallès, la imagen nos regala una escena de contrastes épicos.
Las nubes, pesadas y oscuras, dominan la parte superior, envolviendo el paisaje en una sensación de misterio e inmensidad. Sin embargo, no consiguen apagar la luz. Justo en el horizonte, el sol, en su retirada, irrumpe con una intensidad asombrosa, pintando la base de las nubes con tonos de bronce, oro y fuego.
Este no es un atardecer tranquilo; es una batalla de elementos. Nos recuerda que la luz siempre está ahí, incluso cuando está oculta por la capa más gruesa de la adversidad. Es una promesa visual de que, al final del día más oscuro, el resplandor siempre encontrará una grieta para recordarnos su existencia. La silueta de la tierra se rinde ante la inmensidad de este espectáculo celestial.
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